TERCERA EDAD.

Hasta ahora no habíamos tocado el tema de la tercera edad. Ámbito, por cierto, en el que tiene un importante papel el Educador Social.

La teoría de la actividad, difundida por Tartler, defiende que sólo el individuo activo puede sentirse satisfecho y feliz, y que la ausencia de actividad produce apatía y pesimismo. Y puede que, sin saberlo, a esta teoría se haya aferrado la protagonista de este post.

Se han propuesto alternativas al internamiento definitivo de los ancianos en residencias, buscando evitar los efectos negativos que ello conlleva. Pero a veces los mitos sobre la vejez, con fuerte sobrecarga negativa, nos llevan a creer que el mayor no está preparado para vivir sólo.

Desde aquí queremos haceros ver que, al igual que cada persona es un mundo, cada uno envejece a su manera. Muestra de ello tres pequeños vídeos de algo que muy seguramente no tengáis oportunidad de conocer: Una señora de 105 años que vive sola (aunque ahora ya con ciertas limitaciones) y que no puede estar socialmente más activa: no perdona su paseo diario, con frío o con calor; sale a visitar a sus vecinas, y se pasa el día canturreando canciones de tiempos que ella considera mejores.

Sin más rodeos, nos despedimos con dos temas que hemos podido tratar con ella: la vida en una residencia, y las experiencias que puede contarnos una persona que ha vivido una Guerra y sus consecuencias (hambre, inmigración, contrabando...). Debajo de cada video tenéis su transcripción, ya que esta mujer vive en la Comarca de "El Rebollar", zona donde se habla una variedad de la lingüística astur-leonés :



- Hicieron allí una residencia y está llena, y tienen hombres y mujeres. Los han llevado allí y ellos (l@s hij@s) no quieren sufrir (cuidando de sus padres).

- ¿Y no tienen hijos los que están allí?

- Sí.

- ¿Y para qué los mandan allí?

- ¡Por no sufrir ellos!

- Pero allí los atienden bien.

- Hombre, a ellos sólo los atienden para comidas y…

- Le dan de comer, los lavan, los visten… Os vais a tener que ir allí.

- ¿Quién? ¿Yo? ¡No me digas eso que te mato! Por sufrir nadie se muere. Pero lo mismo da que sean hijos, que sean hijas, ¿no es dolor llevar a un padre para que sufra allí? Gente que nunca has visto y que sufran contigo, que te limpien y te hagan las cosas…



- Estuve yo en Francia, y cuando estalló la guerra nos vinimos. Y entonces fue cuando compré la casa y unos cuantos terrenos de tierra. Fueron tres (tres hombres que fueron antes que ella y que las mujeres de esos hombres) y pasaron ellos por las montañas y después nos llamaron a las tres mujeres y nos fuimos. Y cuando estalló la guerra de España nos vinimos. Había que atender a mucho ganado que teníamos, y contribuciones y pagos, y había que atenderlos y trabajar para pagarlos porque sino nos embargaban y nos lo quitaban. ¡Menudo cambio y menuda vida hay ahora!

- ¿Y a Portugal también has ido?

- A contrabando, y venía con dos de Villasrubias y los contrabandistas venían corriendo detrás de nosotras a ver si nos tiraban, y era de Villasrubias una moza, que la estoy viendo ahora mismo, que se tiró al río para que nos quitasen el contrabando, y se ahogó. Y yo, y tía Agustina, que era mi cuñada, nos quedamos allí y no nos lo quitaron. Después de ver que se ahogó aquella, no nos quitaron lo que teníamos.

Y, para acabar, un breve vídeo que invita a la reflexión. O eso esperamos...



- Las personas de antes valían más que todo el dinero de ahora. La gente era más noble y más cariñosa. Se ayudaban unos a otros y se querían. Ahora estás ahí sentada, pasan por ahí, y ni se paran.