EQUILIBRISTAS.

Texto del “Blog de Mateo”, de la serie “MIR” con el que pretendemos que reflexionéis y nos contéis qué os parece, que consigáis cambiaios de lugar y poneros en la piel de la gente con la que trabajáis o vais a trabajar, y no en la piel del Educador que va a descubrirle un “mundo nuevo”. Esperamos que os guste o que al menos resulte "interesante":



Hay momentos en la vida en que todo nos da igual, y otros en los que tenemos la sensación de que todo es perfecto.

Los buenos y malos momentos van y vienen sin que nosotros podamos controlarlos, por eso en el fondo somos como equilibristas y la vida es la cuerda floja que esta bajo nuestros pies.

Pero la vida nos pide muchas veces que hagamos sacrificios como en el circo que nos exige siempre el más difícil todavía.

Lo jodido de los sacrificios es que siempre salimos perdiendo algo, en el fondo un sacrificio es un acto de generosidad y da igual que sea con un desconocido o con quien más queremos.

Una vez decidido el sacrificio, no dudamos en dar los pasos que nos van a robar nuestro bienestar. Pero uno de esos pasos puede hacernos caer de la cuerda floja.

Supongo que la vida consiste en un juego de equilibrios y por eso al hacer un sacrificio a veces te sientes una buena persona y a veces te sientes un pobre idiota.

Hay gente que tiene una fe ciega en la justicia vital, piensan que todo sacrificio tiene su recompensa, pero se equivocan. Para algunos la vida es injusta por naturaleza y cuando empiezan a salir del hoyo, vuelven a caer en otro.

Por evitar que sufra la gente a la que queremos, somos capaces de sacrificarlo todo, hasta nuestra dignidad. Pero muchas veces nuestros sacrificios pasan desapercibidos.

Reprimimos nuestros deseos para anteponer los de los demás.

Y aunque dudemos, en la vida es fácil saber cuál es el camino correcto. El verdadero sacrificio esta en atreverse a cogerlo, porque es un error rechazar la mano de quien nos quiere ayudar, debemos agarrarnos a ella con todas nuestras fuerzas.

Y si tropezamos y caemos, el peligro esta en coger miedo y no intentarlo nunca más. Ese es el gran peligro: tener miedo de caer dos veces. Por eso es importante levantarnos y subir otra vez a la cuerda floja, para caminar de nuevo como equilibristas.