CONTROL SOCIAL.

EDUCACIÓN Y CONTROL SOCIAL.

Alaska, 12 de marzo de 2009.

Cuando unos padres no cumplen con las responsabilidades respecto a sus hijos, el educador social les llama al orden. Esto, entre otras cosas, es control social y los servicios sociales, en este sentido, son un instrumento de control del Estado. Parece obvio, pero oigo decir a algunos estudiantes, tiernamente, aquello de que la profesión de educador social les parece tan maravillosa que hay que recordarles de vez en cuando de que no se trata de ir a recoger florecillas por el campo. No es por desanimar, al contrario. Es cierto, esta profesión tiene momentos sublimes, pero es importante que sepan cuanto antes que no todo el mundo les va a amar incondicionalmente.

-¿Eso quiere decir que el educador sólo controla?

No, por supuesto. Lo más importante de su acción debería ser la relación educativa con los ciudadanos y con el entorno y lo que eso significa de promoción, socialización y transformación social. El control puro y duro vacía de contenido su función.

-¿Eso quiere decir que el educador social debe ser acrítico respecto a las leyes o normas de una sociedad?

No, no es eso. El control social y el cambio no tienen porqué ser incompatibles. Tal como yo entiendo la profesión, se deben de utilizar todos los instrumentos a nuestro alcance para que la sociedad sea más justa. Y esto no son sólo palabras, esto quiere decir tener una actitud de alerta permanente cuando consideremos que se está dando un maltrato institucional al ciudadano. Hay instrumentos a nuestro alcance: Desde hacer pedagogía con los políticos, hasta denunciar la situación en los juzgados, promover que el ciudadano se queje o denuncie, escribir artículos de denuncia en los medios de comunicación, promover más recursos y proyectos sociales, informar por escrito a la instancias competentes, etc. También es cierto que si lo que el profesional cuestiona, legítimamente, es el Estado de Derecho mismo y todas las leyes y normas que emanan de él, entrará en conflicto permanente consigo mismo y con los demás. Sería como un policía que se niega a utilizar la fuerza física, o un veterinario que odia a los animales.

-¿Eso quiere decir que el control es negativo per se?

Entre educadores el concepto de control tiene mala prensa, para que nos vamos a engañar. Los que trabajamos en la administración o para la administración la criticamos a menudo, por controladora. Esto es necesario y saludable, siempre y cuando no nos olvidemos de que formamos parte de ella y de que el cambio, en todo caso, lo promovemos desde dentro.
Respecto al control a las familias negligentes con hijos menores de edad, el Estado tiene potestad para inmiscuirse en los asuntos familiares, cuando estos perjudican gravemente a alguno de sus miembros. Este es el acuerdo social que nos hemos dado. No podemos permitir que unos padres maltraten impunemente a sus hijos, o que no los lleven a la escuela, por ejemplo. Creo que en eso podemos estar de acuerdo. Desde este punto de vista, el control social puede significar, paradójicamente, una cuestión de justicia y de promoción social para los menores. Porque respecto a los hijos, la familia es capaz de lo mejor, pero también de lo peor.

Pero ¿quién vigila al vigilante?

El Estado es muy poderoso, y los profesionales a su servicio tenemos delegado un poder enorme. Estamos en el extremo de sus tentáculos, peligrosamente cerca del ciudadano. Por eso, el educador social tiene a menudo la difícil tarea de estar al servicio del Estado, pero también la obligación de controlar sus abusos, aunque para ello tenga que morder la mano que le da de comer. Aviso para navegantes: no es fácil estar en misa y repicando. Y si hay hipotecas, niños y precariedad laboral de por medio, ni te cuento. Todos los que trabajamos para la administración lo sabemos. Pero no hay excusas que valgan. Hace falta tener vocación de servicio público, y, por qué no decirlo, una pizca de valor. Llevo años en esto y sé que ser coherente significa, entre otras cosas, entrar más tarde o más temprano en conflicto con el poder. Otra cosa es que uno vaya adquiriendo habilidades para ser cada vez más crítico y resolutivo, sin necesidad de quemarse a lo bonzo.



Hay algo que a mí personalmente me ayuda: No olvidarme nunca de que el eje central, la razón de ser de mi trabajo, es ofrecer una atención educativa de calidad al ciudadano. Si tienes eso claro, puedes ir de frente a picar a la puerta que sea.

Extraido del blog "educador social en Alaska" GRACIAS.
2 Responses
  1. Anónimo Says:

    Un artículo muy bueno. Felicidades por vuestro blog


  2. De verdad, GRACIAS por tu felicitación y las de todos los demás que se pasan por aquí. Vuestro reconocimiento es mucho mayor del que esperábamos, y por eso estamos agradecidos y orgullosos.

    Un SAludo.