NIÑOS.
Cuando era pequeña sólo pedía juguetes por mi cumpleaños. Con el más sencillo era feliz: una simple muñeca, cualquiera de las típicas barbies (o un vestido de esos por los que todas nos peleábamos), una comba, un libro con "mariquitas" a las que hacerles mil trajes (sí, aquellas muñecas de papel, las recortables de toda la vida con mil trajes diferentes), un balón, unas raquetas, alguna chuchería...
Pero hoy, y eso que aún soy una cría, las cosas han cambiado mucho. Quizás demasiado. Dentro de un mes mis primos cumplen siete años. Tienen clarísimos los regalos que quieren: Una Nintendo DS, la WII o un ordenador portátil mini.
El último cumpleaños que hice (sí, a veces una hace de todo...) era de un niño que acaba de cumplir seis años. El regalo de sus amigos también fue una DS. Y los niños que iban al campamento urbano dedicaban 15 minutos todos los días (no les dejábamos más) en jugar a ese dichoso cacharrito.
Con seis y siete años...
¿Qué es lo que ha cambiado tanto para que los niños ya no usen los juguetes? Nunca he visto a mis dos pequeños jugando con las mil quinientas cosas que inútilmente nos hemos empeñado en comprarles. Afortunadamente siempre han salido a jugar con otros niños, en la calle, corriendo y saltando hasta que caen rendidos en la cama. Pero ahora, con casi siete años, conocen a la perfección el mundo tecnológico... ¿Por qué? Es muy sencillo "aparcar" a los niños frente a la tele o frente a algo similar, despreocuparnos de ellos sin más y pensar que están bien atendidos porque los tenemos delante pero, en realidad, ¿qué educación estamos dando a nuestros niños? ¿Por qué queremos meterlos tan pronto en una sociedad consumista a la que tienen tiempo de sobra de acceder? Niños materialistas que ya no juegan con otros niños ni salen de casa. Niños sedentarios, falta de socialización... ¿Es eso lo que queremos?
Publicar un comentario